Ingredientes:
- 4-5 patatas medianas (si puedes, opta por unas como las Yukon Gold o Russet, ideales para asar)
- 200 g de queso rallado (puede ser mozzarella, cheddar, gouda o una mezcla de tus favoritos)
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 diente de ajo (puedes ponerlo picado finamente o usar ajo en polvo, según prefieras)
- 1 cucharadita de pimentón dulce (o picante si te gusta el toque de calor)
- Sal y pimienta al gusto
- 1/2 cucharadita de tomillo o romero seco (opcional, para un aroma delicioso)
- 1/4 taza de cebollín o perejil fresco picado (si quieres darle un toque final fresco y colorido)
Instrucciones:
- Precalienta el horno: Ajusta tu horno a 200°C (390°F) para que se vaya calentando mientras preparas las patatas.
- Prepara las patatas: Lava bien las patatas y córtalas en rodajas de aproximadamente 1 cm de grosor. Si te gusta la textura crujiente, deja la piel, pero si prefieres sin ella, puedes pelarlas. Coloca las rodajas en una bandeja para hornear, preferentemente forrada con papel de horno o usa una bandeja antiadherente.
- Sazona las patatas: Rocía las patatas con aceite de oliva y asegúrate de que todas estén bien cubiertas (puedes hacerlo con las manos o con una brocha de cocina). Añade ajo, pimentón, tomillo o romero, y sazona con sal y pimienta. Mezcla bien todo para que las especias se repartan de manera uniforme.
- Hornear las patatas: Mete la bandeja en el horno y hornea por unos 20-25 minutos, hasta que las patatas estén doradas y tiernas al pincharlas con un tenedor. Para que queden bien cocinadas, da la vuelta a las rodajas a la mitad de tiempo. Si te gustan extra crujientes, sube la temperatura a 210°C durante los últimos 5-10 minutos.
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