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Para beneficios terapéuticos: Tomar 1 vaso (250 ml) en ayunas y otro antes de la cena.
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Como bebida refrescante: Servir con hielo y decorar con rodajas de naranja o jengibre fresco.
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Conservación: Mantener refrigerada máximo 72 horas en recipiente de vidrio cerrado.
Variaciones Saludables:
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Versión digestiva: Añadir 1 cucharadita de jengibre rallado durante la infusión.
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Boost inmunológico: Combinar con 1 cucharada de cúrcuma en polvo.
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Para deportistas: Agregar una pizca de sal del Himalaya para reponer electrolitos.
Precauciones:
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No recomendada para mujeres embarazadas por su posible efecto emenagogo.
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Personas con presión arterial baja deben consumirla con moderación.
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Puede interactuar con algunos antihipertensivos y diuréticos (consultar con médico).
Datos Curiosos:
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En Egipto se la conoce como “té de Sudán” y se usa tradicionalmente para bajar la fiebre.
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Cada 100 g de flor seca contienen 6.7 mg de hierro, siendo útil para prevenir anemias.
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Su pigmento natural (hibiscina) se emplea en la industria alimentaria como colorante.
Esta milenaria bebida, que combina un vibrante color con un sabor agridulce único, representa una de las formas más deliciosas de cuidar la salud. Su preparación adecuada permite preservar sus compuestos bioactivos y maximizar sus beneficios. ¿Listo para incorporar este regalo de la naturaleza a tu rutina de bienestar?