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Sabor fuerte: Mezclarlo con miel, limón o otros jugos (como zanahoria o manzana) puede hacerlo más tolerable.
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Dosis moderada: 1-2 cucharadas diluidas en agua son suficientes. Exceso puede causar acidez o irritación gástrica.
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Contraindicaciones: Personas con gastritis, reflujo o alergias a la cebolla deben evitarlo. Consultar a un médico antes de incorporarlo a la dieta.
¿Cómo prepararlo?
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Licúa una cebolla cruda (preferiblemente morada o blanca) con un poco de agua.
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Cuela el líquido y tómalo en ayunas (puedes añadir miel o limón para mejorar el sabor).
Si bien tiene beneficios, no es una “cura milagrosa”. Lo ideal es combinarlo con una dieta balanceada y hábitos saludables.