1. Batí la crema:
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Colocá la crema bien fría en un bowl grande.
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Batí con batidora eléctrica (o a mano, si tenés mucha paciencia.
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Al principio se convertirá en chantilly, pero seguí batiendo.
2. Separación:
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Después de unos minutos, la crema se va a cortar: se separará en grasa (manteca) y suero (buttermilk).
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¡Eso es lo que querés! Cuando veas que se forma una bolita amarilla y líquido abajo, ya está.
3. Colá y lavá:
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Colá la manteca con un paño limpio o colador fino, presionando para sacar bien el suero.
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Enjuagá la manteca con agua fría, amasándola un poco, hasta que el agua salga clara (esto evita que se ponga rancia).
4. Agregá sal (opcional):
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Si querés, mezclá con sal a gusto.
5. Listo para usar:
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Guardala en un frasco en la heladera. Dura de 7 a 10 días.
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También podés freezarla.
Bonus: ¿Qué hacer con el suero?
¡No lo tires! El buttermilk es genial para hacer panqueques, panes, bizcochuelos o pan casero. Es como un “leche agria” natural.