Lo que me encanta de esta técnica es que no solo es ingeniosa, sino que también nos recuerda cómo los objetos cotidianos pueden convertirse en herramientas útiles con un poco de creatividad y paciencia. Y, lo que es más importante, es más segura que usar cuchillos o tijeras, que pueden provocar fácilmente cortes o accidentes.
Entonces, la próxima vez que alguien entre en pánico por una lata sellada y sin un abridor a la vista, compartiré con confianza mi consejo: “Simplemente use una cuchara”.
Al final, son estos trucos simples e inteligentes los que hacen que la vida sea un poquito más fácil, uno a la vez.