- Preparar la masa:
- En un bol grande, disuelve la levadura y el azúcar en el agua tibia. Deja reposar 10 minutos hasta que empiece a burbujear.
- Añade la harina y la sal al bol con la levadura disuelta. Mezcla con una cuchara de madera hasta que la masa empiece a unirse.
- Agrega el aceite de oliva y amasa durante unos 10 minutos hasta obtener una masa suave y elástica. Si la masa está muy pegajosa, puedes añadir un poco más de harina, pero ten cuidado de no agregar demasiado para que no quede seca.
- Forma una bola con la masa, cubre el bol con un paño limpio y deja reposar en un lugar cálido durante 1 hora, o hasta que la masa haya duplicado su tamaño.
- Formar la focaccia:
- Precalienta el horno a 200°C (180°C si es de convección).
- En una bandeja de horno grande, coloca un poco de aceite de oliva en el fondo para evitar que la focaccia se pegue.
- Voltea la masa sobre la bandeja y, con las manos, estírala suavemente hasta cubrir toda la superficie. Si prefieres una focaccia más gruesa, no estires demasiado la masa, si no, extiende bien hasta cubrir todo el molde.
- Con los dedos, haz pequeños agujeros en toda la masa (esto ayuda a que la focaccia tenga su característica textura).
- Añadir los ingredientes:
- Lava los tomates cherry y córtalos por la mitad.
- Coloca los tomates sobre la masa, presionando ligeramente.
- Si te gusta, puedes añadir unas ramitas de romero por encima.
- Rocía con un poco más de aceite de oliva, salpica sal gruesa y pimienta al gusto.
- Hornear:
- Hornea la focaccia en el horno precalentado durante unos 25-30 minutos, o hasta que la superficie esté dorada y crujiente.
- Acabado:
- Una vez fuera del horno, si lo deseas, frota un diente de ajo por encima de la focaccia para darle un toque extra de sabor.
- Deja reposar unos minutos antes de cortar y servir.
¡Listo! Ahora tienes una focaccia deliciosa con tomates, perfecta para disfrutar sola o acompañada de una buena ensalada.