- En una cazuela, calienta la leche, la nata y el azúcar a fuego medio, removiendo constantemente hasta que el azúcar se disuelva. No dejes que hierva, solo que esté bien caliente.
Batir las yemas:
- En un bol, bate las yemas de huevo con la vainilla hasta que se vuelvan de un color claro y espumoso.
Templar las yemas:
- Añade lentamente una pequeña cantidad de la mezcla caliente de leche y nata a las yemas batidas, batiendo constantemente para evitar que se cocinen. Luego, vierte las yemas templadas en la cazuela con la mezcla caliente, y cocina a fuego bajo sin dejar de remover hasta que espese ligeramente. Debería cubrir el dorso de una cuchara. ¡No dejes que hierva!
Incorporar el chocolate y el café:
- Retira del fuego. Agrega el chocolate derretido y el café enfriado. Remueve bien hasta que todo esté completamente integrado.
Enfriar la mezcla:
- Deja que la mezcla se enfríe a temperatura ambiente y luego refrigérala durante al menos 4 horas, o preferiblemente toda la noche.
Congelar:
- Una vez que la mezcla esté bien fría, vierte la mezcla en la máquina de hacer helados y sigue las instrucciones del fabricante. Si no tienes máquina de helados, pon la mezcla en un recipiente apto para congelador, cubre bien y congela, removiendo cada 30 minutos durante las primeras 2-3 horas para evitar la formación de cristales de hielo.
Servir:
- Una vez que el helado esté completamente congelado y cremoso, sírvelo y disfruta.
¡Listo! Un delicioso helado de chocolate y café para refrescarte y disfrutar en cualquier momento.