Lava bien las patatas para eliminar cualquier suciedad o residuo de pesticidas.
Pela las patatas si no son orgánicas; de lo contrario, puedes dejarlas con la cáscara.
Corta las patatas en trozos pequeños y colócalos en una licuadora.
Añade un vaso de agua y licúa hasta obtener una mezcla homogénea.
Cuela el jugo con un colador fino o una gasa para eliminar los residuos sólidos.
Sirve el jugo inmediatamente para aprovechar todos sus nutrientes.
Para mejores resultados, se recomienda beber este jugo en ayunas o antes de las comidas. Su sabor puede ser neutro o ligeramente terroso, por lo que puedes añadir un poco de limón o miel para mejorar su sabor.
Incluir el jugo de patata en tu dieta puede traer grandes beneficios a tu salud. ¡Anímate a probarlo!