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Precalentar el horno a 200 °C.
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Preparar las patatas: pelarlas y cortarlas en rodajas de medio centímetro o en gajos. Corta también la cebolla en juliana.
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Montar la base: en una bandeja grande para horno, pon una capa de patatas, encima la cebolla y los dientes de ajo enteros con piel (puedes aplastarlos un poco con el cuchillo). Añade sal, pimienta, un chorrito de aceite de oliva y un poco de las hierbas aromáticas que elijas.
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Colocar el pollo encima: salpimenta bien los trozos de pollo. Rocíalos con un poco más de aceite, jugo de limón, espolvorea un poco de pimentón si te gusta, y coloca rodajas del limón encima o entre los trozos. Añade también el vino blanco y, si quieres, un poco de agua o caldo para mantener jugoso el fondo.
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Hornear: mete al horno durante 1 hora aproximadamente, dándole la vuelta a los trozos de pollo a la mitad del tiempo para que se doren por ambos lados. Si ves que se seca demasiado, añade un poco más de líquido.
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Gratinar si hace falta: los últimos 10 minutos puedes subir la temperatura o poner el grill para que el pollo quede bien doradito y crujiente.
Consejos de la abuela:
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Si tienes tiempo, deja marinar el pollo un par de horas antes con ajo, limón, aceite y hierbas.
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Acompáñalo con una buena ensalada fresca o pan casero para mojar en la salsita.
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¡No tires los ajos asados! Están dulces y deliciosos, se untan como mantequilla