1. Calentar la leche:
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Pon la leche en una olla y caliéntala a fuego medio hasta que esté caliente pero sin hervir (unos 85 °C si tenés termómetro, o cuando empiezan a salir burbujitas en los bordes).
2. Cortar la leche:
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Apagá el fuego y añadí el vinagre o limón. Remové suavemente.
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Enseguida vas a ver cómo se separa el suero (líquido amarillento) de la cuajada (grumitos blancos).
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Tapá y dejá reposar unos 10 minutos.
3. Colar el queso:
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Forrá un colador con una gasa, paño limpio o tela tipo muselina.
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Verté la mezcla y dejá que escurra bien. Cuanto más tiempo lo dejés, más seco y firme quedará.
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Podés añadir la sal en este momento y mezclar.
4. Moldear (opcional):
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Si querés, pasá la cuajada a un recipiente o molde para darle forma.
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Llevá a la heladera al menos 1-2 horas antes de consumir.
Variantes y extras:
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Con hierbas: Añadí orégano, cebollino, ajo en polvo, albahaca…
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Con pimienta: Queda espectacular con granos de pimienta negra.
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Dulce: Podés hacerlo sin sal y mezclar con miel o mermeladas.
¿Cómo usarlo?
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Untado en pan con aceite de oliva.
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En ensaladas, tostadas o rellenos.
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Como base para dips o con frutas si es dulce.