-
Para una limpieza express diaria: Mezcla a partes iguales agua y vinagre blanco en un spray. Rocía, pasa la bayeta y seca. Perfecto para después de ducharte.
-
Para grasa muy persistente (cocina): En lugar de la mezcla anterior, haz una pasta espesa con bicarbonato y un poco de agua. Aplícala sobre la grasa, déjala actuar 15 minutos y frota con la esponja. Luego enjuaga. El bicarbonato es un abrasivo muy suave que no raya.
-
Para un brillo extra y aroma: Después de limpiar y secar, puedes pasar un paño humedecido con una pequeña cantidad de suavizante textil diluido en agua. ¡Quedarán brillantes y olerán genial!
-
Para juntas blanqueadas: Para las juntas de la ducha o cocina que se han puesto grises o amarillentas, haz una pasta de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada de 10 volúmenes) y bicarbonato. Aplícala sobre las juntas, frota con un cepillo de dientes y deja actuar 30 minutos antes de enjuagar.
¡Precaución! Qué NO debes hacer
-
NO uses lejía (cloro) con vinagre o amoniaco. La mezcla crea gases tóxicos muy peligrosos.
-
NO uses estropajos metálicos o abrasivos fuertes. Rayarán irreversiblemente el esmalte de tus azulejos.
-
NO dejes que la mezcla se seque sobre la superficie. Puede dejar marcas que son difíciles de quitar.
-
Evita el vinagre y el limón en piedras naturales como el mármol o la piedra caliza. Su acidez puede dañar y opacar la superficie. Para estos materiales, usa solo agua con un detergente neutro específico.
Con esta receta y estos consejos, tus azulejos recuperarán su brillo original de forma segura y natural. ¡A disfrutar de un baño o cocina relucientes