Más allá del cáncer de mama y colorrectal, el diente de león también ha mostrado efectos positivos en otros tipos de tumores. Un estudio publicado en Frontiers in Pharmacology encontró que el extracto metanólico de sus raíces activa la vía de la proteína AMPK, un sensor metabólico que ayuda a frenar el crecimiento de células cancerígenas, especialmente en el cáncer de hígado.
Por su parte, investigaciones en modelos de melanoma, cáncer de páncreas y leucemia han reportado que el extracto induce apoptosis mediante múltiples vías de señalización, confirmando su versatilidad como agente anticancerígeno
Un mecanismo selectivo y multifactorial
La clave del diente de león contra el cáncer radica en su capacidad de activar la apoptosis o muerte celular programada. Este proceso consiste en que la propia célula tumoral desencadena su autodestrucción, evitando así su proliferación y diseminación.
A diferencia de los tratamientos tradicionales, que suelen dañar también células sanas, los compuestos del diente de león parecen actuar de manera selectiva, identificando y atacando únicamente a las células malignas. Además, al contener múltiples fitoquímicos como flavonoides, terpenoides y ácidos fenólicos, la planta puede interferir en varias rutas metabólicas del cáncer al mismo tiempo.
Conclusión
El diente de león, lejos de ser solo una planta silvestre, se perfila como un recurso valioso en la investigación oncológica. Estudios científicos han demostrado que su extracto puede frenar la proliferación del cáncer mediante la activación de la muerte celular programada y la regulación de rutas metabólicas clave.
Aunque los resultados son prometedores, aún se requieren más ensayos clínicos en humanos para confirmar su eficacia y seguridad como tratamiento complementario. Sin embargo, la evidencia actual abre una ventana de esperanza hacia terapias naturales menos invasivas y más selectivas. El diente de león podría convertirse en un aliado inesperado en la lucha contra el cáncer.
