¡Sí, es posible conservar tomates frescos hasta por 2 años sin usar vinagre!

  1. Esterilizá los frascos:

    • Herví los frascos y las tapas en agua durante 10 minutos.

    • Dejá escurrir boca abajo sobre un paño limpio.

  2. Prepará los tomates:

    • Lavá muy bien los tomates.

    • Podés pelarlos si querés (haciéndoles un corte en cruz, sumergiéndolos unos segundos en agua hirviendo y luego en agua fría) o dejarlos con piel.

    • Retirá el tallo y cualquier parte dañada.

  3. Envasá:

    • Colocá los tomates enteros o cortados en los frascos, presionándolos suavemente para que liberen su jugo natural.

    • Podés agregar una pizca de sal si querés (aprox. 1/2 cucharadita por frasco).

    • Asegurate de que queden bien cubiertos con su jugo. Si falta líquido, podés agregar un poco de puré de tomate natural caliente.

  4. Sellá al vacío (Baño María):

    • Cerrá bien los frascos.

    • Colocalos en una olla grande, cubiertos completamente de agua caliente.

    • Herví durante 45 minutos para frascos medianos, o 60 minutos si los frascos son grandes.

  5. Dejá enfriar:

    • Apagá el fuego y dejá los frascos dentro hasta que el agua se enfríe.

    • Luego retiralos, secá y guardá en un lugar oscuro, fresco y seco.

 Tips importantes:

  • Usá tomates de buena calidad (sin golpes ni magulladuras).

  • Siempre comprobá que los frascos hayan hecho el “vacío” (la tapa no debe hundirse al presionar).

  • Una vez abiertos, conservá en la heladera y consumí en unos días.

 Variante rápida:

También podés triturar los tomates frescos, envasarlos en caliente y pasteurizarlos igual para tener tomate triturado natural listo para salsas, guisos o sopas durante años.

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