1. Preparar la base:
- Tritura las galletas hasta que queden bien desmenuzadas. Puedes hacerlo con un procesador de alimentos o metiéndolas en una bolsa de plástico y golpeándolas con un rodillo.
- Mezcla las galletas trituradas con la mantequilla derretida hasta obtener una masa húmeda.
- Forra la base de un molde desmontable con papel de horno y coloca la mezcla de galletas, presionando bien con una cuchara para que quede compacta.
- Lleva el molde al frigorífico para que la base se endurezca mientras preparas el relleno.
2. Preparar la capa de queso:
- Hidrata la gelatina en 50 ml de agua durante unos 5 minutos y, después, disuélvela en el microondas o al baño maría hasta que se disuelva completamente.
- Bate el queso crema con el azúcar hasta que quede suave y bien integrado.
- Monta la nata con la batidora hasta que esté espesa, y luego incorpórala al queso con movimientos envolventes.
- Añade la gelatina disuelta a la mezcla de queso y mezcla todo bien.
- Vierte la mezcla sobre la base de galleta que ya debe estar firme y refrigera durante al menos 3 horas para que se cuaje.
3. Preparar la cobertura de fresas:
- Lava las fresas, quítales las hojas y córtalas en láminas o trozos pequeños.
- Si las fresas no están muy dulces, puedes espolvorearlas con azúcar y dejar reposar unos 15 minutos para que suelten su jugo.
- Coloca las fresas sobre la tarta ya cuajada, de forma decorativa.
4. Montaje final:
- Una vez que la tarta esté bien fría y la capa de queso esté firme, coloca las fresas sobre la superficie de la tarta.
- Si lo prefieres, puedes agregar un poco de gelatina de fresas por encima para darle brillo y hacer que las fresas se adhieran mejor.
Consejos adicionales:
- Puedes usar otras frutas como arándanos, kiwis o frambuesas en lugar de fresas.
- Para una versión sin azúcar, puedes sustituir el azúcar por edulcorantes naturales.
- Si prefieres una textura más firme, puedes agregar un poco más de gelatina a la capa de queso.
¡Listo! Ya tienes tu tarta fría de queso con fresas. Es perfecta para disfrutar en un día caluroso o como un postre ligero y sabroso en cualquier época del año.