El aceite de oliva extra virgen, base fundamental de la dieta mediterránea, ha sido ampliamente reconocido por sus propiedades nutricionales y terapéuticas. Rico en antioxidantes, ácidos grasos monoinsaturados (principalmente ácido oleico) y compuestos antiinflamatorios, este aceite natural puede ser un apoyo valioso en la prevención y tratamiento complementario de diversas enfermedades.
1. Enfermedades cardiovasculares
El aceite de oliva contribuye a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) y a elevar el HDL (colesterol “bueno”), disminuyendo el riesgo de arteriosclerosis, hipertensión y enfermedades coronarias. Su contenido en polifenoles también ayuda a mantener la elasticidad de las arterias.
2. Diabetes tipo 2
Diversos estudios sugieren que el consumo regular de aceite de oliva mejora la sensibilidad a la insulina y regula los niveles de glucosa en sangre, siendo útil en el control y prevención de la diabetes tipo 2.
3. Cáncer
Gracias a su alto contenido en antioxidantes como la oleuropeína y el hidroxitirosol, el aceite de oliva puede neutralizar los radicales libres, lo que ayuda a reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, especialmente de mama, colon y próstata.
4. Enfermedades neurodegenerativas
El consumo habitual de aceite de oliva se asocia con una menor incidencia de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Sus compuestos fenólicos protegen las células neuronales del estrés oxidativo.
5. Artritis reumatoide⤵️